«Estamos frente al tercer poemario de Alejandra Menassa de Lucia, que en ocasiones anteriores nos entregara Primera inquietud y luego Al oído del viento. En el primero vimos una poeta joven aventurándose por los senderos algo intrincados del poema en plenitud, y no fue indispensable hablar de novedades sino de un decidido paso hacia el tiempo sin mensura del lenguaje. Nos alegramos con la aparición de su segundo libro Al oído del viento, donde la veíamos avanzar con firmeza hacia su propio centro donde la metáfora poética, sin duda la aguardaba. Y ahora en esta tercera entrega poética de Alejandra no podemos dejar de observar su madurez, su andar por caminos perdurables y holgados donde la poesía es una compañera de ruta. Este posicionarse se puede leer en la primera parte del libro Las puertas del Poema en que la poeta nos dice de ciertos lugares para el encuentro con la Poesía: Y has sido mi madero en los / días atroces y en las madrugadas. / No te pedí que surgieras / de entre mis dedos como la noche… / No te pedí que brotaras, / que nacieras de mí como lo que nace / de lo imposible, de lo efímero. O en El corazón del poema, donde los versos toman la tersura del viento enamorado en que se inscriben sus versos o la vibración de un sonido sinfónico en: un deseo como estallar / de violines en la noche. En la segunda parte El guardian del latido se desnuda la pasión por un tiempo donde no es posible retornar, más allá del que escribe y del que lee, también límite sutil entre creación y locura: Naturaleza, di, sé que no puedes / escucharme y por eso te increpo. / ¿Es natural acaso ser un resto / sentirse poblada de palabras, / viajeras de paso hacia otras bocas? En Mis manos en el mundo, cierre del poemario, la búsqueda de la poeta continúa, recorre los espacios amurallados del cuerpo. Y el alma, la tristeza, la libertad, el amor. Y admite que la vida y el mundo continúan con ella y sin ella. La muerte amiga, la muerte enemiga, las vidas de otros se alejan y se van cuando escribe: intentamos en vano / despertar su deseo Luego nos acerca al lugar de la poesía donde la muerte acontece en un punto del poema en el silencio muerto, el silencio ejecutado por un ruido, sin nombre sin palabra. Allí es donde la escritora realmente resuelve, halla un sendero para proseguir buscando: Hay otra realidad, me dijo el poeta, / debes respirar tranquila, / después retirar los cadáveres / y comenzar otro poema. Poesía limpia de un decir claro, sonidos fulgurantes de cataratas y sirenas afirmando la presencia de toda una voz en plena resonancia. Agradezco a la autora esta nueva entrega y a la Editorial Grupo Cero su esfuerzo sostenido en pro de la Poesía». María Chévez. Las 2001 Noches, nº 58
ISBN: 9788497550079 | 978-84-97550-07-9
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