Hasta aquí hemos llegado, ¿puede ser esta la meta?, ¿acaso puede decirse que estoy cansado? Pues hombre no, al menos, no para tener que descansar, pero sí para cambiar de actividad. Admito que el trajín que me ha ocupado mi profesión durante tantos años, ha terminado por hastiarme. Y que los logros no han sido tales, sino solo la consecuencia del empeño en seguir hacia delante. Y es que aquel oficio que me enamoró en mi juventud, se fue convirtiendo con el paso de los años en líneas automáticas de fabricar libros y revistas. Más y más producción, en una loca carrera por ocupar lo más alto del pódium, en la mayor fabricación en el menor tiempo.
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