Con la publicación en 1998 de El Laboratorio Americano se trataba de explicar la realidad geo-eco-arquitectónica de América como consecuencia de un experimento exógeno (en el que Europa ponía a prueba sus propósitos coloniales expansivos y trataba de realizar sus utopías), la revisión conceptual que se propone ahora en este nuevo trabajo es pasar del laboratorio al crisol, del proceso al producto, de las intenciones a los resultados. Si el laboratorio es química, el crisol es alquimia y alude a un cuenco o recipiente especial en el que se indagan combinatorias materiales felices o no, amalgamadas o no. Tal cuenco (metáfora quizá del Abya Yala o de un nombre cualquiera en cualquier lengua que anticipe lo real originario previo a la invención de América) revela, por una parte, resistencias o anhelos de permanencia de cualidades precoloniales, y, por otra, imperfecciones o consecuencias de la modernización fallida o incompleta del modelo colonial (o los modelos coloniales: desde el arranque del siglo XVI hasta la globalización del XXI). Crisol América propone por tanto revisar la yuxtaposición de resistencias e imperfecciones; de la voluntad de perduración de la buena vida originaria y los panteísmos de reverenciación de Naturaleza (esa hiper-naturaleza humboldtiana) y del desarrollo de éticas-estéticas de la hibridez y el mestizaje.Acorde a la reciente recuperación del legado etnofilosófico de un pensador americano como Rodolfo Kusch (que acaba de ser calurosamente recomendado por el Papa Francisco para ayudarnos a entender América) algunas ideas kuscheanas (como la negación del pensamiento popular y la noción aymará de ukancaña o guaraní de teko-ha o domicilio-patria o pleno ser-ahí del estar para ser y no para tener) ayudarán a trazar esta nueva travesía de interpretación de las culturas americanas y su importancia en instalar arquitecturas y urbanismos connotados por lo popular, lo mestizo y lo ucrónico.
9788419874139 | 978-84-19874-13-9