García, Pilar

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A golpe de lluvia

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«Esta vez son cinco los autores que se encuentran en torno a la poesía: Pilar García, Andrés González, Cruz González, Ruy Henríquez y Hernán Kozak. Cinco gotas de lluvia que humedecen nuestros ojos, quizá por la palabra compañeros, compañeros de la poesía, de este manto impregnado de verdad que nos reúne y abriga, que nos sacude y nos lanza hacia un destino del que no somos responsables. Amar, soñar, conciliar trabajo y creación son muescas que encontramos en el marco de un libro traído de la mano de la Editorial Grupo Cero. Azul como la lluvia caída del cielo, aunque transparente como las gotas de agua que forman la lluvia; el contenido de este libro deja pasar la luz a través de sus páginas en las cuales se producen, como en el arco iris, cinco colores únicos que tan sólo unidos completan ese misterio de la naturaleza que estremece el alma por su belleza. Reflejos de un grupo que nacen en virtud de la escritura, custodiados por una dedicatoria que no sólo agradece, sino que también reconoce las diferencias: A Carmen Salamanca, por su deseo. Como el ruido de las gotas al caer sobre la tierra, se nos abren en esta oportunidad las secciones que corresponden cada una de ellas, a un autor. “Hilos de agua” de Pilar García que con la pericia del agua deslizándose por las aceras de una gran ciudad llega a las profundidades de la poesía, ese lugar al que sólo acceden aquellos que habiendo renunciado al desorden, hacen el amor con las palabras para producir encuentro, en un lugar otro, del común. Quizá nuestra poeta más surrealista logre en este viaje: “Ser dedos, caer del centro de amor: morir entre palabras”. La segunda sección: “Perdidos sures” de Andrés González Andino, es una lección de que la poesía es fuente de saber. Andrés nos trae en sus versos verdades del conocimiento, conocimiento que hasta él mismo desconoce, poesía apasionada, entregada a la idea de poder, sabiendo que es poder sólo si no se utiliza: “Yo haré el primer movimiento hacia el borde, un estilo para morir es un estilo para comenzar.” En el ecuador del libro: “Marejadas” de Cruz González; mujer, en apariencia, escondida, sumergida en los confines de sí misma. Poeta, sin embargo, con la fuerza del viento, más que marejada, como ella dice: “Estremecido huracán de palabras, vertiente esmerilada del tiempo, en tu rostro fluye la quietud del mar, el inquietante bramido de la noche.” La cuarta sección ”En el término del agua” de Ruy Henríquez se intuye una despedida, un adiós para que el comienzo parta de un saber que nada tiene que ver con lo conocido: “Hoy supe que no es así. Hoy supe que del trabajo, de las palabras anudadas a la piel nacen los órganos los cuerpos soñados del futuro, el deseo atravesando la carne.” La última sección “Ecos de lluvia” de Hernán Kozak, es ese silencio que nace cuando la lluvia ha pasado y tan sólo los pies sobre el suelo recuerdan que hubo lluvia. El poeta de esta sección es el que enamorado, tropieza en la nostalgia de aquella lluvia que cayó sin esperar que vuelva a caer. Versos de amor y dolor donde sentir es lo único que importa: “Sentir los bordes de tu vida necesitándome.” “A golpe de lluvia” es ese sonido de las gotas al caer, erosión de sus versos en mi piel, el producto de un huracán que me lleva a sus páginas, como un imán atrapa el frío hierro entre sus brazos. Son vuestros versos, queridos compañeros, el encuentro del trabajo, la firmeza del destino, el poder de la unión de polos opuestos que se conjugan en palabras. Felicidades a todos por hacer de la lluvia una bella canción para el alma». Magdalena Salamanca Gallego. Las 2001 Noches, nº 59

«Esta vez son cinco los autores que se encuentran en torno a la poesía: Pilar García, Andrés González, Cruz González, Ruy Henríquez y Hernán Kozak. Cinco gotas de lluvia que humedecen nuestros ojos, quizá por la palabra compañeros, compañeros de la poesía, de este manto impregnado de verdad que nos reúne y abriga, que nos sacude y nos lanza hacia un destino del que no somos responsables. Amar, soñar, conciliar trabajo y creación son muescas que encontramos en el marco de un libro traído de la mano de la Editorial Grupo Cero. Azul como la lluvia caída del cielo, aunque transparente como las gotas de agua que forman la lluvia; el contenido de este libro deja pasar la luz a través de sus páginas en las cuales se producen, como en el arco iris, cinco colores únicos que tan sólo unidos completan ese misterio de la naturaleza que estremece el alma por su belleza. Reflejos de un grupo que nacen en virtud de la escritura, custodiados por una dedicatoria que no sólo agradece, sino que también reconoce las diferencias: A Carmen Salamanca, por su deseo. Como el ruido de las gotas al caer sobre la tierra, se nos abren en esta oportunidad las secciones que corresponden cada una de ellas, a un autor. “Hilos de agua” de Pilar García que con la pericia del agua deslizándose por las aceras de una gran ciudad llega a las profundidades de la poesía, ese lugar al que sólo acceden aquellos que habiendo renunciado al desorden, hacen el amor con las palabras para producir encuentro, en un lugar otro, del común. Quizá nuestra poeta más surrealista logre en este viaje: “Ser dedos, caer del centro de amor: morir entre palabras”. La segunda sección: “Perdidos sures” de Andrés González Andino, es una lección de que la poesía es fuente de saber. Andrés nos trae en sus versos verdades del conocimiento, conocimiento que hasta él mismo desconoce, poesía apasionada, entregada a la idea de poder, sabiendo que es poder sólo si no se utiliza: “Yo haré el primer movimiento hacia el borde, un estilo para morir es un estilo para comenzar.” En el ecuador del libro: “Marejadas” de Cruz González; mujer, en apariencia, escondida, sumergida en los confines de sí misma. Poeta, sin embargo, con la fuerza del viento, más que marejada, como ella dice: “Estremecido huracán de palabras, vertiente esmerilada del tiempo, en tu rostro fluye la quietud del mar, el inquietante bramido de la noche.” La cuarta sección ”En el término del agua” de Ruy Henríquez se intuye una despedida, un adiós para que el comienzo parta de un saber que nada tiene que ver con lo conocido: “Hoy supe que no es así. Hoy supe que del trabajo, de las palabras anudadas a la piel nacen los órganos los cuerpos soñados del futuro, el deseo atravesando la carne.” La última sección “Ecos de lluvia” de Hernán Kozak, es ese silencio que nace cuando la lluvia ha pasado y tan sólo los pies sobre el suelo recuerdan que hubo lluvia. El poeta de esta sección es el que enamorado, tropieza en la nostalgia de aquella lluvia que cayó sin esperar que vuelva a caer. Versos de amor y dolor donde sentir es lo único que importa: “Sentir los bordes de tu vida necesitándome.” “A golpe de lluvia” es ese sonido de las gotas al caer, erosión de sus versos en mi piel, el producto de un huracán que me lleva a sus páginas, como un imán atrapa el frío hierro entre sus brazos. Son vuestros versos, queridos compañeros, el encuentro del trabajo, la firmeza del destino, el poder de la unión de polos opuestos que se conjugan en palabras. Felicidades a todos por hacer de la lluvia una bella canción para el alma». Magdalena Salamanca Gallego. Las 2001 Noches, nº 59

ISBN: 9788497550093 | 978-84-97550-09-3

ISBN: 9788497550093

Fecha de Publicación: 01/01/2003

Encuadernación: Tapa blanda o Bolsillo

Idioma: Castellano

Edad de interés:

Número de páginas: 120

Peso: g

Dimensiones: 210mm X 150mmmm

Materias: Poesía de poetas individuales | Poesía de poetas individuales | Madrid, Comunidad de

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