Angel Tomey nace en Zaragoza, la Inmortal, la de los Sitios, la de El Pilar y Amaral y esas cosas que se dicen de las ciudades que acumulan historia. Y nace el año que muere Manolete, en Linares, a cuernos del miura Islero. Esto no tiene nada que ver con el autor, pero quien desee conocer su edad puede acudir a la Wikipedia, que para eso está. Ligado de siempre al mundo del arte, este licenciado en Historia del Arte, con estudios de Arqueología, modelo de grandes pintores cuando el cuerpo y el palmito se lo permitían, fue poeta en sus años mozos hasta que la vida lo puso, por necesidad, a comer de las letras, pero de las de cambio, siente de nuevo la inquietud y la nostalgia, y vuelve al universo de las letras literarias, del que nunca apostató. Observador de lugares y gentes, conoció las historias y vidas del día a día que ahora sirven de base para sus narraciones en formato breve, a veces adobadas como cuento, sintetizando y buscando la diagonal, la esencia, y que se puedan leer sin prisas y sin los agobios de las muchas páginas. Los cuentos, relatos e historias de este autor, cada uno de ellos, podrían servir para una obra de mayor envergadura. No es así, su diseño obedece al mismo patrón que nuestras queridas tapas: Lo justo para agradar, deleitar y no llenar demasiado, y así probar las que nos apetecen sin miedo al empacho. Algunas de ellas en clave de humor porque, a una buena tapa sin una buena bebida, parece que le falta algo.
ISBN: 9788492732562 | 978-84-92732-56-2
