PRÓLOGO I offer you this in place of graveside roses Anna Ajamatova Este libro nace de la admiración; admiración por un hombre que, en tiempos adversos, pudo realizar su sueño -dedicarse a la literatura- contra los que quisieron quebrar su voluntad e ignorar su talento y valía, y admiración por un escritor que fue capaz de continuar, engrandeciéndola, la gran tradición literaria rusa y legarnos una novela cuya brillantez la sitúa entre los títulos más sobresalientes de la literatura mundial. El Maestro y Margarita es un libro que no nos deja indiferentes, sino todo lo contrario; nos conmueve y nos aloja en la consciencia la prueba de la valentía de aquel que opta por decir lo incómodo. No es otra la misión del poeta. Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos golpeara en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿Para que nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos los libros que nos hagan felices. Pero lo que debemos tener son esos libros que se precipitan sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban profundamente, como la muerte de alguien a quien amamos más que a nosotros mismos, como el suicidio; es un pico de hielo que rompe el mar congelado que tenemos dentro. El Maestro y Margarita es uno de esos libros. En este trabajo no hemos pretendido agotar el análisis de El Maestro y Margarita ni ignorar o desmerecer la aportación de críticos como Chudakova, Proffer, Milne, Weeks y otros, que se han acercado a la novela con seriedad desde postulados teóricos distintos. Nuestro objetivo ha sido estudiar la literariedad de esta obra, es decir, los mecanismos de que se vale su autor para convertirla en un texto literario. Cuanto más rica es una obra literaria, más plurisignificativa o ambigua es, es decir, plantea más posibilidades interpretativas, siempre y cuando los elementos que conducen a su interpretación se encuentren en el texto. Al igual que ocurre con los diamantes más valiosos, que, al ser tallados, aumentan su brillo y belleza de manera infinita, las grandes obras literarias no tienen una única lectura, sino que permiten varias, hecho que aumenta su valor estético. Si, además, a pesar de que aparezcan en ella unas anécdotas o unos acontecimientos pertenecientes a un momento dado de la Historia, la obra se vuelve atemporal al tratar cuestiones que han conmovido, preocupado o inquietado al ser humano desde siempre, su riqueza interpretativa aumenta de forma geométrica, como sucede en este caso. Para nosotros, El Maestro y Margarita plantea la eterna lucha entre el bien y el mal y la existencia de una justicia -o como se lo quiera llamar- que garantiza al final de triunfo del bien, interpretación que intentaremos demostrar mediante un análisis semiológico de la novela. Para ello comenzaremos por reconstruir la historia, entendida como orden temporal lógico, y pasaremos luego a estudiar cómo ésta es manipulada por el narrador para transformarla en argumento, es decir, cómo dispone dicho orden y de qué mecanismos se vale para conseguir una ficción de realidad. De hecho, creemos que la clave para acceder al significado de esta novela -o, por lo menos, al que aquí propondremos- nos la proporciona la propia estructuración de la obra. Así, basándonos en la útil distinción entre trama y argumento, intentaremos demostrar que nos hallamos gante tres historias engarzadas en un solo argumento, con una acción que transcurre en Moscú desde el miércoles por la tarde hasta la madrugada del domingo, es decir, los cuatro días de Semana Santa. La novela está dividida formalmente en dos partes: la primera se centra en torno a la llegada de Voland y su troupe Koroviev-Fagot, Asaselo, Popota, Abadona y Guela- a Moscú y las consecuencias que ello trae aparejado para todos los que se cruzan gen su camino, dentro del marco del objetivo de Voland, que no es otro que comprobar una vez más que la condición humana es atemporal, mientras que la segunda gira alrededor del reencuentro del Maestro y su amada y la restitución del orden cósmico. La primera parte, constituida por dieciocho capítulos, se inicia con el relato del encuentro gen Los Estanques del Patriarca entre el jefe de la burocracia literaria moscovita, Berlioz, y el poeta Iván Desamparado con un caballero extranjero con poderes proféticos y una visión del mundo contraria a la ortodoxia del momento -por ejemplo, opina que Jesucristo realmente existió y admite haber estado presente en la Judea de Poncio Pilatos. Muerto Berlioz en el accidente profetizado por el extraño visitante y después de perseguir en vano tanto al caballero extranjero como a su banda, Iván se dedica a advertir a todos de esta presencia maléfica, hecho que provoca su internación en un hospital psiquiátrico. Allí conocerá a un escritor que se hace llamar el Maestro, autor de una obra sobre Pilatos que ha provocado la ira de los censores y truncado su recién iniciada carrera literaria. Sabrá por boca de éste que la desesperación lo ha llevado a quemar el manuscrito de la novela, lo ha hundido en la enfermedad mental y conducido a dar la espalda al mundo real, incluida su amada Margarita. Se nos cuenta además el espectáculo ofrecido por Voland y su troupe en el teatro Varietés y cómo la corte infernal se dedica tanto a poner en evidencia las debilidades humanas de múltiples personajes secundarios como a darles su merecido. En la segunda parte, compuesta por quince capítulos, se nos cuenta cómo Margarita recibe la invitación de Voland para asistir al Baile de plenilunio -es decir, el viernes por la noche, o noche de Viernes Santo, en que Pilatos decide la muerte de Jesucristo-. Después de un vuelo mágico por Moscú y la madre Rusia y después de haber sobrevolado el Enisei, el río del olvido, aterriza en el piso de Berlioz, en el que se han instalado los extraños visitantes. Al lado de Voland y representando el papel de perfecta anfitriona, da la bienvenida a toda una serie de oscuras celebridades de la historia de la humanidad. Una vez pasada la prueba y tras la felicitación de su anfitrión por su conducta intachable y su imperturbable constatación de la oscuridad del alma humana, Voland le ofrece concederle su más recóndito deseo, algo que ella había sentido como una premonición desde que se había despertado esa misma mañana: volver a reunirse con el Maestro. Y su deseo se cumple. Pero el reino del Maestro y Margarita no es de este mundo. Mientras arden al atardecer del domingo de Pascua las cúpulas doradas y las ventanas de Moscú, abandonan la ciudad acompañados por el diablo y su corte, y en un vuelo cósmico se dirigen hacia un lugar donde hay una ventana iluminada y una parra que sube hasta el tejado; una casa a la que por la tarde irán a ver al Maestro aquellos a quien quiere y quienes a él le interesan y no lo molestan nunca; allí tocarán música y cantarán en una habitación iluminada por la luz de las velas. Intentaremos, sin embargo, dar una interpretación global de la novela, por lo que la estudiaremos como un todo unitario, es decir, no analizaremos cada parte por separado. Para Todorov el relato concebido como historia tiene una lógica de las acciones, unos personajes, unas relaciones entre ellos y un tiempo entendido como linealidad. Así, la llegada de Voland a Los Estanques del Patriarca precede a la muerte de Berlioz de la misma manera que ésta antecede a la investigación que inician las autoridades al respecto, o a su posterior entierro; de igual modo, la separación del Maestro y Margarita es anterior a su reencuentro. En la historia hay, si no una realidad, una abstracción de la realidad, una (re)construcción imaginaria, ideal, de los hechos entendidos linealmente. Entendido como argumento, el relato es abordado desde la percepción de las manipulaciones del narrador, es decir, cómo percibe éste la historia, qué elementos comunica y cuáles se guarda para sí, y cómo los expone, desde qué punto de vista, desde dónde, desde quién y desde qué persona gramatical. Es decir, gel estudio de la dispositio nos conduce a esa invención llamada narrador, que trastoca adrede la historia en pos de un fin, que no es otro que transmitir una determinada visión del mundo. Una vez analizado el nivel sintáctico, que hemos desglosado en las categorías de tiempo, espacio y personajes, analizaremos la semántica, es decir, el significado de la obra, para lo cual estudiaremos los procedimientos empleados y el papel del narrador. Hemos empezado adrede por el análisis del tiempo puesto que su complejidad no sólo constituye un elemento clave para estructurar el discurso, sino que sitúa a esta novela en el marco de la renovación creativa que experimentó el género en la primera mitad del siglo veinte, del que constituye uno de sus exponentes más destacados. Los elementos formales que analizaremos (analepsis, prolepsis, reiteraciones, omisiones, etc.) adquieren un alto valor cohesionador del argumento a la par que semantizador del discurso, entendiéndose por este último los mecanismos que nos permiten acceder, mediante la negociación del significado, a la interpretación connotativa de los signos lingüísticos o, en este caso, literarios. Con ello intentaremos demostrar que El Maestro y Margarita es una novela que trata sobre la condición humana, sobre gel bien y el mal y sobre el poder salvador del amor. Si el ser humano es una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien (Goethe, Fausto), si la historia del hombre es la historia de sus debilidades y sus bajezas, de sus pequeñas mentiras y grandes traiciones, entonces no habría lugar para la salvación ni la esperanza, en especial cuando somos testigos en la novela de la atemporalidad de los rasgos negativos de la condición humana. Ante la posibilidad de este determinismo desolador se alza la voz del poeta, que plantea, no sabemos si por convicción o por desesperación, el triunfo del bien sobre la maldad y la salvación a partir del amor, que restituye todo al lugar que le corresponde -el bien al bien y el mal al mal-. Bulgakov defiende esta idea, compartida por filósofos como Feuerbach, literatos como Zamiatin, neurólogos y psiquiatras como Víctor Frankl, del amor como tabla de salvación ante la negrura de una vida vacía, como grito desesperado del ser humano solo ante la adversidad, abandonado por todos. Cuando parece que todo y todos lo han abandonado, sólo ese sentimiento es capaz de rescatarlo -parece decir Mijail Afanasievich Bulgakov. El ser humano puede prescindir de muchas cosas -comodidades, rutinas, bienes materiales; incluso de la idea de Dios-, pero no puede prescindir de su humanidad. Bulgákov busca en lo más recóndito del alma humana y nos muestra, con los ejemplos que veremos a continuación, la mentira, el interés, la frivolidad, la avaricia, la envidia y la cobardía, atributos atemporales que definen al hombre. Miente Arcadio Apoló El novich Sempleyárov, presidente de la Comisión Acústica de los teatros moscovitas e invitado de honor de la azarosa sesión del Varietés, cuando dice que el día anterior estuvo en una reunión de trabajo, pues de hecho Fagot desvela públicamente que pasó cuatro horas en casa de una actriz de teatro ambulante llamada Militsa Andréyevna Pokobatko. Interés y no pena siente Maximiliano Andréyevich Poplavski, economista de planificación y tío de Berlioz, al dirigirse a Moscú después de haber recibido el extraño telegrama donde su sobrino le decía: Me acaba de atropellar un tranvía estanques del patriarca entierro viernes tres tarde no faltes Berlioz, pues acaricia la secreta esperanza de abandonar la ciudad de Kiev, donde reside, y trasladarse al piso de tres habitaciones que Mijaíl Alexándrovich tiene en la capital. En esta ocasión es Asaselo quien, conocedor de las secretas intenciones del pariente del difunto, lo expulsa del pisito diciéndole: Vuelve a Kiev inmediatamente [ ] Quédate allí sin decir ni pío, y de lo del piso de Moscú, ¡ni soñarlo! ¿Te enteras?. Qué si no la frivolidad deja al descubierto la mencionada sesión teatral cuando Voland y sus secuaces ofrecen perfumes, zapatos y modelos de París a las coquetas asistentes a la velada; zapatos y prendas que desaparecerán para dejarlas en paños menores en plena vía pública. La avaricia del barman de Griboyédov, Andréi Fókich Sókov, lo lleva a esconder doscientos cuarenta y nueve mil rublos en cinco cajas de ahorro y en su casa, debajo de los baldosines, dos mil rublos en oro, un dinero que de poco le servirá porque Voland en persona le vaticina que morirá al cabo de nueve meses, en febrero del año siguiente, de cáncer de hígado en la habitación número cuatro del hospital clínico. La envidia corroe a todo aquel que entra en el restaurante de Griboyédov, sin duda el mejor de Moscú no sólo por su decoración exquisita sino por los manjares que allí se ofrecen -y a bajo precio- y al que sólo tienen acceso los miembros de Massolit; la envidia, ese sentimiento de ínfima categoría. Mediante la delación Aloísio Mogárich consigue el pisito del Maestro gen Arbat. ¿Será también para quedarse con el piso de Berlioz que el delator da parte a la policía de que el portero, Bosói, ha aceptado un soborno y tiene divisas en su cuarto de baño o será una delación fruto de la perversión? Poco importa que en esta ocasión gel informante sea Koróviev bajo el nombre de Timoféi Kvastov, inquilino del piso once del inmueble sito en Sadóvaya 302 bis, porque lo que se deja entrever es lo habitual de esta práctica. Estas características negativas suelen aparecer combinadas con otras. La avaricia y la mentira van de la mano en Serguéi Gerárdovich Dúnchil, bajo cuya máscara de dignidad [ ] se esconde una araña avara, un embustero sorprendente, un mentiroso; la mentira y la doble moral conviven en al alma de Arcadio Apolónovich Sempleyárov; la doblez moral y la mentira coexisten en Nikolái Ivánovich, el vecino de Margarita, cuando le hace proposiciones a Natasha, a quien promete, para convencerla y tranquilizarla, que su esposa nunca se enterará de sus veleidades amorosas. Moscú es el gran teatro del mundo, como lo fueron en el pasado otras ciudades que habitaron muchos de los invitados al gran baile de Voland, en los que encontramos los mismos defectos que acabamos de ver en los ciudadanos moscovitas. Si pasamos al otro escenario donde transcurre la acción, Jershalaím, podremos observar que allí también reinaron la avaricia, la cobardía, la delación y la traición, por citar sólo estos casos, tanto solas como en combinación con otros defectos. Judas de Kerioth entrega a Joshua a las autoridades romanas a cambio de una cantidad de dinero: avaricia, traición, delación. A pesar de haber sido conmovido por la doctrina de Ga Nozri, Pilatos opta por la seguridad de su vida -una vida que le da privilegios y bienestar material- y condena al acusado, a pesar del falso intento de liberar a su conciencia de esta carga haciendo que la decisión recaiga sobre la multitud congregada a los pies de su palacio y no en su propia voluntad cobarde. El narrador nos trasmite los pensamientos atormentados del procurador de Judea, a quien horrorizaba pensar que se podía ejecutar a un hombre así, que decía que todos los hombres son buenos; Pilatos, que desoye a su conciencia con conocimiento de causa y da la orden de ajusticiar al detenido. La cobardía, el mayor de los defectos del hombre. Aunque a primera vista pareciera que Bulgakov nos da una idea pesimista de la realidad, pues sobran ejemplos de la negrura del alma humana, nos brinda asimismo casos de misericordia y piedad. El conductor del camión que recoge al Maestro aquella fría noche de enero se apiada de él y lo lleva hasta el sanatorio, con lo cual lo salva de morir congelado en plena calle; movida por la compasión, Margarita consuela al niño que se despierta llorando al oír el ruido causado por los destrozos en el edificio de Dramlit y libera de su castigo a la pobre Frida, condenada para siempre por haber asesinado a su bebé; unos pocos segundos antes de que el verdugo le clave la lanza gen el corazón, Joshuá le pide que también dé de beber a Dismás. Es la bondad lo que mueve a la enfermera de la casa del dolor a cerrar la persiana de la habitación de diván para que no lo asusten los relámpagos, a preguntarle si quiere dormir con la luz encendida o apagada y a desearle buenas noches. Hasta el peor mal de la humanidad, la cobardía, tiene su contrapartida en ese hombre que grita ¡Es verdad! en el Torgsin después de oír el alegato de Koróviev. La peligrosa verdad. Luces y sombras en gel alma del hombre y el eterno combate entre ambas, pero también crimen y castigo, ejecutado casi siempre por la corte de Voland y en ocasiones por los propios seres humanos. Hay algo en el hombre que lo salva. Puede que sea su voluntad, una decisión conciente, algo irracional o, como se diría en nuestros días, políticamente incorrecto; incluso podría tratarse del amor, pero en todo caso es esa fuerza que quiere el mal y practica el bien.
ISBN: 9788497736046 | 978-84-97736-04-6