Menassa, Miguel Oscar

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Poeta condenado

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«14 de agosto, cuaderno nº 1. Estoy en el Bingo de la calle Princesa y debería estar en el Aeropuerto esperando viajar a Buenos Aires. Estoy, una vez más, solo, como corresponde a un gran hombre o a un gran solitario. Igual quiero seguir. Padre, amante, hombre, a eso, yo, al menos, no puedo renunciar. Pero, también, quiero seguir persiguiendo todas las ilusiones: Poeta, médico, psicoanalista, editor, novelista, pintor, amante de lo bello, amante de los productos del trabajo. Aunque nadie pueda más en mí, igual quiero seguir. A la gente que me rodea le hace muy mal que yo esté mal o esté bien, ellos aman un término medio en mí, que yo no puedo ser. Hoy me gustaría escribir toda la noche y de esa manera trabajar lo perdido, hacer vivir lo muerto. Cuando la persigo sexualmente, quiero decir, cuando le muestro que la deseo, ella se vuelve loca, pero cuando no se lo muestro, claramente, ella se pone triste a punto de morir, pero yo nunca termino de saber qué es peor para ella. Tengo que tranquilizarme, tengo que poderme pensar como un hombre de cierto poder. Después, también, alguna mujer querrá enamorarse de un hombre poderoso. El poder, me digo, tiene sus amores, sus inteligencias. Hasta poeta puede llegar a ser un hombre poderoso. Cuando consiga ser un hombre en soledad, todo el mundo querrá hacer el amor conmigo o dejarse estafar y yo ya no haré ninguna de las dos cosas. Lo digo, sin cierta crueldad es imposible pasar de los 80 años. Sin amor no se puede vivir, pero sin algo de crueldad no se puede llegar a viejo. Empiezo a sentir que vivo de una manera extraña. A veces hasta pierdo el deseo de escribir. Podría hundirme en la desesperación pero no lo haré. Saldré de ésta, DARÉ UN RECITAL POÉTICO QUE DÉ COMIENZO A LA TEMPORADA 1999–2000 y volveré a llevarme bien con todo el mundo. Pero sólo amaré al que lo entregue todo y no me importa que me lo entregue a mí. Ese es todo mi misterio. Me gusta ver crecer a los integrantes del Grupo Cero, con mis cosas, aunque se beneficien otros. Tengo que dejar que las cosas ocurran, mientras tanto le mentiré a todo el mundo sobre cada uno de los otros y sobre ellos. NUNCA NADIE ME VENCERÁ. Pero esto lo ha dicho el POEMA y no el poeta.» Miguel Oscar Menassa

«14 de agosto, cuaderno nº 1. Estoy en el Bingo de la calle Princesa y debería estar en el Aeropuerto esperando viajar a Buenos Aires. Estoy, una vez más, solo, como corresponde a un gran hombre o a un gran solitario. Igual quiero seguir. Padre, amante, hombre, a eso, yo, al menos, no puedo renunciar. Pero, también, quiero seguir persiguiendo todas las ilusiones: Poeta, médico, psicoanalista, editor, novelista, pintor, amante de lo bello, amante de los productos del trabajo. Aunque nadie pueda más en mí, igual quiero seguir. A la gente que me rodea le hace muy mal que yo esté mal o esté bien, ellos aman un término medio en mí, que yo no puedo ser. Hoy me gustaría escribir toda la noche y de esa manera trabajar lo perdido, hacer vivir lo muerto. Cuando la persigo sexualmente, quiero decir, cuando le muestro que la deseo, ella se vuelve loca, pero cuando no se lo muestro, claramente, ella se pone triste a punto de morir, pero yo nunca termino de saber qué es peor para ella. Tengo que tranquilizarme, tengo que poderme pensar como un hombre de cierto poder. Después, también, alguna mujer querrá enamorarse de un hombre poderoso. El poder, me digo, tiene sus amores, sus inteligencias. Hasta poeta puede llegar a ser un hombre poderoso. Cuando consiga ser un hombre en soledad, todo el mundo querrá hacer el amor conmigo o dejarse estafar y yo ya no haré ninguna de las dos cosas. Lo digo, sin cierta crueldad es imposible pasar de los 80 años. Sin amor no se puede vivir, pero sin algo de crueldad no se puede llegar a viejo. Empiezo a sentir que vivo de una manera extraña. A veces hasta pierdo el deseo de escribir. Podría hundirme en la desesperación pero no lo haré. Saldré de ésta, DARÉ UN RECITAL POÉTICO QUE DÉ COMIENZO A LA TEMPORADA 1999–2000 y volveré a llevarme bien con todo el mundo. Pero sólo amaré al que lo entregue todo y no me importa que me lo entregue a mí. Ese es todo mi misterio. Me gusta ver crecer a los integrantes del Grupo Cero, con mis cosas, aunque se beneficien otros. Tengo que dejar que las cosas ocurran, mientras tanto le mentiré a todo el mundo sobre cada uno de los otros y sobre ellos. NUNCA NADIE ME VENCERÁ. Pero esto lo ha dicho el POEMA y no el poeta.» Miguel Oscar Menassa

ISBN: 9788497551076 | 978-84-97551-07-6

ISBN: 9788497551076

Fecha de Publicación: 01/01/2001

Encuadernación: N/A

Idioma: Castellano

Edad de interés:

Número de páginas: 160

Peso: g

Dimensiones: mm

Materias: Poesía de poetas individuales | Poesía de poetas individuales | Madrid, Comunidad de

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